Sucede que, a menudo, las urnas convencionales no aportan nada que ayude a gestionar los sentimientos relacionados con la pérdida de un familiar. Suelen ser sobrias, elegantes, lujosas o humildes, pero nada o casi nada nos dicen acerca de quién o cómo era la persona que contienen. En cambio, una urna de madera decorada con elementos visuales que muestren cómo era la persona ayuda a conectar con su memoria y su recuerdo.
Participar en el diseño de la decoración de la urna supone un trabajo interno de recuerdo y respeto hacia la persona ausente. Este trabajo no solo es un último acto de cariño hacia la persona que se ha ido sino que también nos ayuda en ordenar nuestros sentimientos.
El resultado final es un elemento repleto de recuerdos y memoria que se integra perfectamente en el ambiente íntimo del hogar, con un aspecto que invita a que forme parte de nuestro día a día. Esta característica es, sin duda, de gran ayuda para las personas mayores, ya que el recuerdo físico de quien ha sido compañero o compañera a lo largo de la vida las reconforta y les proporciona compañía.
Celebración de vida
A pesar de la tristeza del momento, una ceremonia de despedida se puede convertir en una celebración de la vida de la persona difunta, en la que se muestre el sentido y el valor de su existencia. La decoración personalizada de la urna Aeternal la convierte en un elemento excepcional para organizar, a su alrededor, un gran homenaje a la persona que nos ha dejado.
Un último regalo de quien se fue
En el momento de preparar su despedida, la elección de una urna Aeternal permite, a la persona que percibe su final, decidir los recuerdos que acompañaran sus cenizas. La urna se convierte así en un regalo póstumo para sus familiares, quienes, al contemplarla, percibirán el recuerdo vivo del que ya no está con ellos.
En la eternidad nunca es tarde
Antes que los restos de un familiar se depositen en un osario y se conviertan en anónimas, podemos convertirlas en cenizas y guardarlas dentro de una urna decorada Aeternal. De esta manera dignificamos sus restos y su memoria permanece.